Un amargo nudo,
eternizado
de la garganta
a los dedos.
Una república soberana, personal e independiente; un palacete de naipes en el hipotálamo.
Volver a ser la república que ni en sueño fuimos.
Vigilias de execrable desvivir
en una república sin sentido
Declaración de independencia de la independencia.
¿De qué país me independicé y que idioma hablo?
Regar la anhedonia
mañana de Domingo
sabor a plástico
Nada tan parecido
A eternidad
Que el ocaso
En arrozales
De Sébaco
Si sólo la muerte,
o bien la poesía
podía salvarnos
Tal oscuridad
Que el aroma de hierba húmeda
Fué camino.